¡Shalom!
No es fácil para mí tener que salir de Israel. Tuve siempre el anhelo de emigrar a Israel, y ahora que estoy aquí, me siento realizada y muy a gusto. Por fin estoy en la tierra prometida por Dios en la Biblia, que es donde Él quiere que esté. No obstante, una vez al año, cuando voy a visitar a familiares y a amigos de La Fraternidad en el extranjero —como lo hice recientemente—, siempre vuelvo a Israel inspirada.
En Israel me dedico a mi familia y a visitar los programas que La Fraternidad patrocina. Es asombroso ver con mis propios ojos la gran influencia que La Fraternidad tiene en la vida diaria de los ciudadanos israelíes y lo mucho que nuestros programas significan para los más necesitados de Tierra Santa.
Me da gran satisfacción ver que los paquetes de víveres que La Fraternidad da a los ancianos pobres y a los confinados en cama son su sustento y consuelo y que los huérfanos de Israel sobreviven gracias a los albergues que les facilitamos. Todos los días me encuentro gente que me dice que la atención que La Fraternidad y sus colaboradores brindan amorosamente a los sobrevivientes del Holocausto pobres les da consuelo en la ancianidad y los ayuda a vivir sus últimos años con dignidad. Es asombroso que en estos tiempos de tanta incertidumbre en la economía y la política podemos ofrecer una luz de esperanza al pueblo de Israel.
Llevo siete años de vivir en Israel, y puedo decirles que Tierra Santa es el lugar más especial de todo el mundo. El pueblo de Israel tiene siempre una actitud positiva y fiel, a pesar de las adversidades que tiene que enfrentar. La unidad que muestra la gente de Israel es de admirar; hacer buenas acciones es parte de nuestra cultura. Ustedes, cristianos y judíos amigos de Israel, han llegado a formar parte de la comunidad valerosa y excepcional que tenemos, y les agradecemos mucho su dedicación.
Aunque me resulta duro salir de Israel, sin embargo, me llena de emoción ir a visitar a los que hacen posible la obra humanitaria de La Fraternidad. Me quedo asombrada cuando escucho los testimonios de los colaboradores y el afecto que tienen hacia Israel, y eso renueva mis esperanzas para el futuro y hace que me sienta aún más agradecida por el sacrificio que muchos hacen para apoyar y socorrer al pueblo judío.
La gran obra que La Fraternidad lleva a cabo con eficacia aquí en Tierra Santa es posible gracias a los colaboradores fieles como ustedes. Es un honor para mí pasar el verano en el extranjero expresando mi agradecimiento y cariño.
Con bendiciones desde Tierra Santa,
Yael
Fuente: http://www.fraternidadinternacional.org/site/PageServer
Como Participar de la Fraternidad: http://www.fraternidadinternacional.org/site/PageNavigator/involved/como_participar
Así como Dios bendice a los extranjeros de los Estados Unidos, Él también bendice los Judíos que regresan a Israel. ¡Dios bendiga a todos y Shalom!
Dos YHWH - un solo Dios
Hace 3 meses