Por Dr. Eduardo Kohn
17 de marzo de 1992, a las 14h42, hora en la Argentina, una camioneta Ford F-100 cargado de explosivos fue lanzado contra el edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires. Veintinueve personas murieron, entre ellos varios diplomáticos Israelíes y 242 resultaron heridas. El edificio de la embajada fue destruido por el ataque, una Iglesia y una escuela sufrieron graves daños.
Él era, hasta entonces, el peor ataque contra una misión diplomática a Israel. En 1997, la demanda hasta ese momento no había avanzado en su investigación determinó que la explosión fue causada por un coche bomba y que el gobierno de Irán fue el responsable de ataque político. Por otra parte, se afirmó que el coordinador era Imad Mughniyeh, líder de Hezbolá.
Hoy en día, en términos de orden, una pregunta se prescribe con la impunidad. Los autores nunca fueron detenidos y llevados ante la justicia. América Latina, a continuación, comenzó hace 20 años, para comprender a través del sufrimiento de tantas víctimas, lo que significa esta forma de terrorismo suicida. La reacción no fue adecuada.
Prueba de ello es que tan sólo dos años más tarde, el 18 de julio de 1994, Irán volvió a atacar Argentina, cometiendo otro bárbaro ataque contra el edificio de la comunidad judía AMIA, matando a 85 personas y dejando más de 300 heridos. La impunidad de estos ataques, el hecho de que los autores son buscados por la Interpol, pero usted no puede conseguir la justicia, la marca de una marca muy negativa en el corazón de América Latina.
El presidente de Irán, Mahmud Ajmadinejad, que niega el Holocausto y amenazó "borrar" Israel del mapa, mantiene alianzas estratégicas con Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua. Esto, además de los grupos que Hezbollah vinieron a nuestra región, indica que 20 años después del bombardeo de la Embajada de Israel en Buenos Aires, el peligro no ha terminado, por el contrario, es mucho mayor.
La alianza de Irán con los miembros del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) es una espada de Damocles sobre América Latina, cuando el terrorismo golpea, matando indiscriminadamente. Por desgracia, esta lección difícil de aprender que no se quiere, y por lo tanto, la amenaza está latente y presente.
El Dr. Eduardo Kohn es el director para América Latina de B'nai B'rith Internacional
Fuente: http://www.pletz.com/blog/
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