El amor por Jerusalén ha corrido por mis venas desde el día en que nací, debido a mi patrimonio ancestral en la Ciudad Santa. Aunque nací en los Estados Unidos, algunos de mis recuerdos infantiles más grandiosos vienen de los viajes familiares a Tierra Santa y de maravillarme al ver la exquisita ciudad de Dios. Caminando por los estrechos y antiguos callejones, recuerdo que mis padres me decían que mi patrimonio familiar se remonta a once generaciones en Jerusalén.
Cuando niña, veía a mi padre hablar en la calle con los ancianos de Jerusalén, con la esperanza de encontrar más información para completar nuestro árbol genealógico. "Por supuesto que conozco a la familia Eckstein", decían a menudo los residentes ancianos de Jerusalén, mientras se sentaban y nos contaban historias de la familia, que sucedieron antes de la fundación del moderno Estado de Israel. Todos hablaban acerca de la justicia de mis antepasados, su amor a Dios y su compromiso de hacer crecer la ciudad de Jerusalén como parte de una visión de un Israel más grande.
Durante las once generaciones que mi familia vivió en Jerusalén, bajo el dominio otomano y británico, ellos establecieron la primera bodega de vino en Jerusalén, que ofrecía el vino que podía ser utilizado durante el Shabbat y los días festivos en celebración y acción de gracias a Dios. Cada vez que conducíamos por la carretera principal entre Jerusalén y Tel Aviv, mi padre me miraba a los ojos, señalaba cierto edificio antiguo al lado de la carretera y decía con orgullo: "Ahí es donde más de cuatro generaciones atrás, la primera bodega de vino en Jerusalén fue establecida por nuestra familia”. Me debe haber contado esto docenas de veces, pero cada vez lo decía con tanta alegría que empecé a sentir una nueva y más fuerte conexión con la ciudad santa de Jerusalén. Esta conexión me permitió adaptarme rápidamente a la vida en Jerusalén, cuando hice aliyah a la edad de 21 años casi de inmediato me sentí como en casa.
Finalmente, y de manera sorprendente, la semana pasada tuve la bendición de estar dentro del edificio de la bodega de vino, con la que había soñado desde joven.
Mientras estaba en Jerusalén, asistiendo a un curso de capacitación laboral para judíos de Etiopía, me di cuenta que había algo especial acerca del edificio en que estaba. "Este edificio es uno de los más antiguos de Jerusalén", me dijo el director, "y solía ser una bodega de vino”. A medida que las palabras salían de su boca, me quedé paralizada. De repente me di cuenta que estaba parado en el mismo lugar que mi padre siempre señalaba desde el automóvil. "¡Esta es la bodega de vino de mi familia!”, grité con emoción. Después de contarle mi historia familiar, el director me explicó que hace dos generaciones antes de que mi bisabuelo se mudara a Estados Unidos mi familia vendió el edificio, y que desde entonces ha estado cambiando de propietarios.
Abrumada por la emoción, me senté en el centro de la habitación y cerré los ojos en oración. Imaginé Jerusalén en los días de antaño, con pocas casas, animales vagando por las calles y comerciantes vendiendo sus productos hechos a mano en cada esquina. Imaginé a mi familia trabajando duro en la fábrica de vino para crear por primera vez en Jerusalén el vino kosher. Después de unos minutos, abrí los ojos y dí gracias a Dios por traerme de vuelta a mis raíces, en la ciudad santa de Jerusalén.
Con todo el miedo y el terror que rodea a la nación de Israel, la gente a menudo me preguntan cómo me siento cómoda viviendo y criando una familia aquí en Tierra Santa. Me preguntan cómo es que dejé mi vida cómoda y segura en los Estados Unidos para hacer aliyah a lo que imaginan es una peligrosa zona de guerra. Mi respuesta es simple: Israel siempre ha sido mi único hogar real simplemente he vuelto a mis raíces.
Con bendiciones desde Tierra Santa,
Yael
Fuente: http://www.fraternidadinternacional.org/site/PageServer
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Evento muy importante (en inglés): http://www.nbn.org.il/events/aliyah-mega-event.html
¡Dios bendice Yael Eckstein y la familia de Ella!
¡Shalom!
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