Pages

domingo, 24 de abril de 2011

Lula humilla a Israel

Lula se negó a depositar flores en la tumba del fundador del moderno Estado de Israel

Julio Severo
Me pregunto qué pasaría si, en una visita a Brasil, alguna autoridad de Israel metiera la pata de tal manera que humillase al Brasil.
Los israelíes no serían capaces de tal grosería. Son tan educados y civilizados que permitieron, como muestra del afecto por el pueblo brasileño que representa una gran parte de los turistas que visitan Israel, que Lula diera su discurso en el Parlamento de Israel.
Nada de devolver el gesto. Lula aprovechó la oportunidad para criticar a Israel.
Esta fue la única visita de Lula a Israel; y que por cierto, fue la única visita que un presidente brasileño haya hecho a Israel. Las huellas dejadas son de una ideología enfermiza — que tolera todo lo que la Cuba comunista hace en contra de su propio pueblo, pero critica a Israel por defender a su gente y a su tierra.
Como si no bastase que un presidente extranjero humillase a Israel en su propio Parlamento, Lula fue aun más lejos. Se negó a hacer lo que todos los presidentes que visitan a Israel hacen: colocar flores en la tumba de Theodor Herzl, considerado el fundador del moderno Estado de Israel. 
Obviamente, Lula debe haberse horrorizado, porque a diferencia de su amigo Fidel Castro, quien tiene las manos sucias de sangre inocente, y a diferencia de muchos de sus propios asesores, vinculados a grupos comunistas terroristas que han derramado sangre inocente en el pasado, Theodor Herzl nunca derramó la sangre de nadie.
No le pregunten — a Lula —  qué piensa de la idea de Herzl, la de ayudar al Estado de Israel resurgir de los escombros de la historia...
Hoy, Lula depositó flores en la tumba de Yasser Arafat, considerado el fundador del moderno Estado de Palestina, establecida sobre tierras israelíes. Lo hizo como una muestra de respeto y afecto.
A la diferencia de Herzl, las manos, los pies, la cabeza y todo lo demás de Arafat están sucios, muy sucios, de sangre. En sus ataques terroristas, Arafat no escatimaba a nadie, ni los niños en sus buses escolares, que eran explotados por las bombas de los terroristas de la OLP, fundada por Arafat.
Sin embargo, Lula sabe disimular. En Israel, visitó el Museo del Holocausto, depositó flores y dijo: “¡Nunca más, nunca más, nunca más!” En dos meses él estará visitando Mahmoud Ahmadinejad, que niega el Holocausto: “¿Nunca más qué, compañero Lula? ¡El holocausto nunca ocurrió!”
Ahmadinejad quiere a toda costa fabricar armas nucleares. Y no hace ningún secreto de su objetivo: Destruir a Israel. Matar judíos.
En la agenda de Lula, no consta ningún discurso en el Parlamento de Irán criticando a  Ahmadinejad o la bomba para destruir a Israel. Son amigos, y amigos merecen respeto y afecto. Fidel Castro y Hugo Chávez son testigos de la lealtad de Lula a los amigos.
Si en sus varias visitas a Cuba Lula nunca criticó al gobierno cubano, ¿por qué ahora haría eso con el compañero Ahmadinejad?
Si Ahmadinejad logra hacer realidad sus sueños, Lula tendrá nuevamente la oportunidad de disimular y depositar flores en el Segundo Museo del Holocausto, que tendrá que ser construido lejos de la tierra de Israel, puesto que ésta estará contaminada por fuerte radioactividad.
Lula de nuevo dirá: “¡Nunca más, nunca más, nunca más!” Y Ahmadinejad le hará eco, acrecentando: “¡Israel nunca más, nunca más! ¡Israel nunca más, nunca más!”

Fuente: www.julioseveroenespanol.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario